En algún momento alrededor de los dos años, tu niño puede comenzar a negarse a dormir sin una luz prendida o a despertarse llorando por culpa de sus sueños. Esto es común, y se da porque existen buenas razones. Afortunadamente, hay pasos que puedes seguir para ayudar a tu pequeño a superar los miedos nocturnos.
¿Qué causa los miedos nocturnos en los niños?
Según los expertos, hay varias razones posibles por las que los niños se sienten desconfiados a la hora de acostarse, incluidos estos:
Su imaginación está creciendo, pero aún no pueden distinguir la fantasía de la realidad. Es fácil que los niños se asusten con las sombras o los sonidos por la noche, porque cualquier imagen miedosa que perciban puede parecer real para ellos.
No hay nada que distraiga sus mentes durante la noche. Durante el día, los niños pequeños están ocupados. Por la noche, su imaginación vuela y fácilmente puede entrar en el territorio de lo miedoso.
Pueden recordar cosas por más tiempo. El desarrollo de la memoria de largo plazo significa que tu pequeño esta almacenando cosas potencialmente miedosas que pueden aparecer en la noche.
Pueden tener pesadillas. Despertarse de una pesadilla en una habitación oscura puede ser miedoso (incluso para los adultos). Si tu niño se despierta gritando o golpeándose inconsolablemente, puede ser un terror nocturno (que es diferente a una pesadilla) Puedes leer sobre terrores nocturnos aquí.
Puede tener un temperamento temeroso. Algunos niños simplemente tienen más miedo que otros. Para estos pequeños la noche, especialmente, puede provocar ansiedad.
Pueden estar experimentando cambios en su vida. Las rutinas y la familiaridad dan a los niños seguridad y confort. Cambios en la vida como una mudanza, un divorcio, una nueva guardería o un nuevo hermano pueden provocar ansiedad, especialmente en la noche.
Ayuda a tu niño a lidiar con los miedos nocturnos
Se consiente acerca de la televisión y otros medios. Primero veamos la recomendación de tiempo frente a las pantallas de la Academia Norteamericana de Pediatría. Veras que recomiendan no darle exposición frente a pantallas antes de los 18 meses, y después ese tiempo debe ser limitado y compartido con un adulto. Cuando se trata de miedos nocturnos, observar lo que tu pequeño está viendo, te permite controlar las imágenes y hablar sobre cualquier cosa que le moleste. También ten en cuenta que el “tiempo de pantalla pasivo” (cuando un niño oye lo que está viendo un miembro de la familia) también puede afectar al niño porque el contenido no es apropiado para su edad.
Pon atención a los miedos relacionados con los libros. Incluso algunos dragones amigables, brujas buenas y monstruos felices pueden asustar a tu pequeño. Te puede decir que se asusta cuando le lees el libro o que las imágenes solo lo asustan en la noche, pero de cualquier manera guarda estos libros hasta que disminuyan sus miedos.
Evita minimizar los miedos. Puede ser abrumador cuando tu pequeño se despierta a mitad de la noche llorando por un monstruo. Sin embargo, decirle que no tiene sentido puede hacerlo sentir confundido o apenado porque sus sentimientos se sienten muy reales.
Reconoce y ayuda a equilibrar sus sentimientos. Hazle saber a tu pequeño que entiendes como se siente y que está bien sentir miedo. Ese pequeño paso puede ofrecer un gran aliento. El contacto físico también es muy útil, no olvides abrazarlo, acariciar su espalda o sostener su mano.
Ofrece tranquilidad. Suavemente recuérdale que su habitación es segura y que tú estás cerca si te necesita.
Distráelo de sus miedos. Cuéntale una historia feliz, cántale su canción favorita, o háblale sobre una de sus actividades favoritas como ir al parque. Con el tiempo puedes enseñarle a distraerse de sus miedos al pensar en cosas que lo hacen sentir feliz.
Usa una pequeña luz para cortar la oscuridad. Para ayudar a tu pequeño a sentirse seguro puedes dejar una lampara suave prendida o una luz en el pasillo e inclusive mantener una linterna al lado de su cama.
Usa objetos de consuelo. Peluches, cobijas e inclusive una fotografía tuya al lado de su cama, puede ofrecerle tranquilidad.
Mantén una rutina de sueño relajante. Esto le puede ayudar a tu pequeño a relajarse y quedarse dormido fácilmente. Cuando la rutina implica pasar tiempo contigo, contando historias y canciones, tu pequeño podrá pasar la noche más seguro y contento.
Si estos consejos no ayudan a tu niño a superar los miedos nocturnos, o si sus miedos persisten o interfieren en la cantidad apropiada de sueño, habla con tu pediatra para que te oriente.
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