¡Un enigma clásico! Estás cansado de cocinar. Te gustaría evitar lavar los platos al menos una noche. Además, la idea de que alguien prepare la comida para tu familia y te la sirva en una mesa te parece un muy buen plan. Pero ¿merece la pena llevar a un niño pequeño a un restaurante? ¿Será tu parlanchín niño de 2 años capaz de mantener la calma durante una hora? ¿Y si tiene una crisis? ¿Se quejarán los demás clientes? ¿Se comerá lo que hay en el menú? ¿Cómo hacer que aparezca la comida mágica sin perturbar la paz?
Todas estas preocupaciones son válidas cuando se considera la posibilidad de comer por fuera con los más pequeños. Sin embargo, proteger a tu niño de estas situaciones en público no le hace ningún favor. De hecho, aprender a comportarse en diferentes entornos es una buena práctica para un niño pequeño. Salir a comer o a cenar de vez en cuando puede ayudar a desarrollar su confianza y sus habilidades sociales. Pero para que tu experiencia en el restaurante sea un poco más agradable, es bueno tener algunos trucos bajo la manga.
Destacados:
● Aprender a comportarse en diferentes entornos es una buena práctica para un niño pequeño. Salir a comer o a cenar de vez en cuando, puede ayudar a fomentar su confianza y sus habilidades sociales. ● Aquí tienes algunos consejos para llevar a los niños pequeños a restaurantes: o Haz una reserva. o Elige un restaurante apto para familias. o Planea según los horarios de la siesta o de ir a dormir en la noche. o Lleva snacks y distracciones, como libros para colorear o juguetes pequeños. o Paga la cuenta con antelación |
Reserva tu mesa
Esperar que un niño pequeño mantenga la compostura durante la comida es una cosa, pero hacerle esperar para sentarse es una historia totalmente diferente. A los adultos les cuesta esperar más de 20 minutos para sentarse. Imagina lo que eso puede suponer para un niño pequeño. Tener una mesa preparada al llegar puede hacer que la experiencia sea mucho más suave.
Elige el lugar adecuado
Puede que te encante el restaurante de sushi local, pero ¿es la opción adecuada para un niño pequeño? Si no puedes imaginar a tu niño pequeño allí sin que se produzca un caos total, probablemente no sea el lugar indicado. Las cenas de lujo, los almuerzos con mucha gente o el nuevo restaurante de moda tendrán que esperar hasta que consigas una niñera. Elige un lugar ideal para niños, sobre todo si es la primera vez que tu niño sale a cenar con la familia.
Planificar los horarios de sueño
Llevar a un niño pequeño cansado a un restaurante es la mejor manera de no tener nunca más ganas de comer fuera. Una crisis en público puede arruinar tu apetito, así que planear tu comida en función de su horario de sueño es una decisión inteligente. También es una buena idea planificar una actividad activa pero tranquilizadora antes de salir. Algo tan sencillo como dar un pequeño paseo con el cochecito puede ayudar a que el niño esté tranquilo durante la comida en el restaurante.
Lleva snacks
Aunque la reserva puede asegurarte un buen lugar en un restaurante, nunca se sabe cuánto tardará la comida. Disponer de snacks saludables es imprescindible cuando se sale a cenar con un niño pequeño.
Ten listas algunas distracciones
A veces, la vida exige tomar el teléfono o la tableta para distraer a un niño pequeño cuando estás fuera de casa. Sin embargo, siempre es una buena idea evitar que los niños pasen demasiado tiempo frente a la pantalla, especialmente a la hora de comer. Otras opciones que puedes probar: Llena tu bolso con libros para colorear, lápices de colores, marionetas de dedo, bloques u otros juguetes pequeños que puedan proporcionar un poco de diversión que no implique mirar fijamente a una pantalla. Además, la aplicación BabySparks tiene montones de actividades estupendas que puedes hacer mientras esperas tu comida. Puedes jugar a «Recordar una aventura» y hablar de lo que han hecho ese día. Puedes pedirles que canten su ‘Canción de la semana’. O, con un pequeño recipiente y unos cuantos cereales, contar uno a uno o de dos en dos.
¡La cuenta por favor!
En cuanto llegue tu comida, paga la cuenta. Nunca se sabe cuándo pueden cambiar las cosas. Es una buena forma de asegurarte de que estás listo para irse cuando tu niño quiera irse, y eso puede ocurrir en cualquier momento. Por último, recuerda dar las gracias a todos los meseros que limpiaron las migas y te proporcionaron sonrisas y amabilidad durante toda la comida. ¡Puede que quieras volver a intentarlo algún día! Ser amable y respetuoso con el personal del restaurante es muy importante.
Salir a cenar con tu niño no tiene por que dar miedo. Es un acto pequeño pero especial que los pequeños deberían experimentar de vez en cuando. Con un poco de preparación y un poco de práctica, tu niño y tú podrán disfrutar de comidas por toda la ciudad.
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