Si lo piensas, aprendemos mucho a través de la imitación. Copiamos a otros cuando aprendemos a tocar un instrumento o a practicar un nuevo deporte. Seguimos las acciones de los locales cuando viajamos al extranjero o cuando estamos en un ambiente desconocido. Usamos la imitación para adaptarnos a las normas sociales y culturales, y conectarnos con la gente de nuestras comunidades. De hecho, los estudios muestran que incluso imitamos subconscientemente a la gente que realmente nos gusta y ¡nos gusta mucho la gente que nos imita!
Imitar las acciones de otros ha ayudado a la raza humana a evolucionar y prosperar durante siglos.
Debido a que el juego de imitación es tan poderoso, los investigadores querían saber más sobre el papel que juega la imitación en el primer año de vida. Estudios anteriores han demostrado el poder de los bebés que nos imitan. Ahora, un nuevo estudio realizado por la Universidad de Lund en Suecia muestra que los bebés saben cuando los estamos imitando, y resulta que… ¡les encanta!
Resumen del estudio
Los investigadores que llevaron a cabo este experimento fueron a las casas de bebés de 6 meses para probar cómo reaccionaban a cuatro comportamientos diferentes. Esto fue lo que hicieron:
- Imitar todo lo que los bebés hacían, como un espejo.
- Imitar todo lo que los bebes hacían, como un espejo invertido
- Solo imitar las acciones corporales de los bebés mientras mantenían la cara inmóvil.
- Responder con una acción diferente cuando los bebés actuaban.
Los resultados mostraron que los bebés respondieron más cuando los investigadores imitaron cada uno de sus movimientos como un reflejo en un espejo. ¡Y estas fueron también respuestas positivas! Los bebés hacían un contacto visual más directo y sonreían durante más tiempo cuando eran imitados. Una vez se daban cuenta que su acción estaba siendo copiada (por ejemplo, golpeando una mesa), continuaban con la acción una y otra vez para que el investigador les siguiera el juego.
Además, los bebés trataron constantemente de acercarse al adulto que los imitaba. Los padres y cuidadores encontraron esta respuesta específica verdaderamente fascinante, especialmente porque el investigador era un extraño para su niño. «Imitar a los bebés pequeños parece ser una forma eficaz de captar su interés y crear un vínculo con ellos», dice Gabriela-Alina Sauciuc, investigadora de la Universidad de Lund y principal autora del estudio. En general, los bebés tenían una clara capacidad de reconocer cuando el investigador los estaba imitando, y esta imitación era una vía de conexión.
Conclusiones del estudio
Los resultados de este estudio destacan el papel positivo de la mímica en el crecimiento y el desarrollo. Ya sabíamos que imitar a los bebés era algo bueno, y ahora podemos ver que cuando los adultos imitan a los bebés también tiene sus recompensas. Imitar a los bebés es un aspecto importante de las interacciones de ida y vuelta que desencadenan la conexión cerebral. Puede ayudarnos a crear vínculos, construir confianza, mantener a los bebés ocupados, y aumentar la estimulación y el aprendizaje.
La próxima vez que veas a tu bebé golpear la mesa, disfruta con él de la imitación. ¡Un juego rápido de copiar lo que el otro hace los puede entretener un buen rato!
¿Y solamente con los bebés? No, también puedes divertirte con tu niño pequeño al imitarse.
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