Tal vez hayas pensado que amamantar es fácil. ¿Qué podría ser más fácil que alimentar a tu bebé como lo dicta la naturaleza? La verdad es que amamantar puede ser complejo y a muchas madres y bebés recién nacidos les toma tiempo y práctica acoplarse. Acá encontrarás algunos de los mejores consejos para ayudarte a iniciar esta etapa.
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Alimenta a tu bebé con frecuencia, especialmente durante los primeros meses. Debido a que los recién nacidos tienen estómagos pequeños y buscan contacto, es probable que el tuyo busque amamantarse con frecuencia. Lactar con frecuencia ayuda a establecer tu suministro de leche porque envía un mensaje a tu cuerpo para que produzca más leche. Muchos expertos recomiendan que, al menos durante el primer mes, se debe alimentar al bebé cada vez que tenga hambre. Otros expertos, como Tracy Hogg, autora de “El secreto de educar niños felices y seguros”, sugieren que puedes iniciar una rutina de lactancia a partir de los 4 días de nacido tu bebé. Para algunas madres y bebés funciona mejor establecer una rutina donde la alimentación se hace cada 2 o 2 horas y media. Otras prefieren lactar cada vez que sus bebés tienen hambre. Lo importante para tener en cuenta es que si intentas establecer una rutina, todavía debes darle de comer a tu bebé si le da hambre antes de la próxima alimentación programada. Algunos signos de que tu bebé tiene hambre es que busque el seno, succione su mano y presente incomodidad y llanto.
Pon atención a tu posición durante la lactancia. Hay muchas formas de acomodarte y de acomodar a tu bebé mientas lo amamantas. Acá encontrarás una presentación de las posiciones de lactancia que puedes probar. Asegúrate de estar cómoda, busca un soporte para la espalda y apoya los pies. No debes sentirte incómoda y el bebé debe estar bien sujetado y acomodado mientras lacta con facilidad (puedes encontrar más información acerca de posiciones y lactancia eficiente abajo). Un cojín para lactancia (como Boppy o My Brest Friend) te pueden ayudar para acomodar a tu bebé.
Asegúrate de que tu bebé se acople correctamente. El acoplamiento se refiere a la forma en que el bebé ubica su boca y empieza a su succionar de tu seno. Una succión débil es una fuente común de problemas de lactancia, como la ingesta insuficiente y el dolor constante en los pezones. Durante las primeras semanas de lactancia es normal que los pezones estén adoloridos, inclusivo agrietados (puedes frotarte leche materna o un ungüento para pezones), pero si la lactancia continúa siendo dolorosa debe ser por un acoplamiento deficiente. Un buen acoplamiento implica que el bebé abra su boca lo suficiente y la ubique alrededor de la aureola, no del pezón. Para lograr que tu bebé abra la boca lo suficiente, hazle cosquillas o muévele suavemente su mentón y acerca el seno a su boca.
En algunos casos (por ejemplo, si tienes los pezones planos o tienes un bebé prematuro) lograr un buen acoplamiento puede ser difícil al principio. El uso temporal de pezoneras puede ayudar a que tu bebé aprenda a acoplarse (y te evite el dolor constante en los pezones).
Escucha el ritmo de la succión/ deglución. Un signo de un acoplamiento y de lactancia eficiente es el sonido del ritmo de la succión y deglución del bebé. Esto indica que tu pequeño está recibiendo un flujo constante de leche.
Amamanta con un sólo seno por sesión de alimentación. Durante la alimentación, la consistencia y el contenido de grasa de la leche materna cambian. La leche inicial es más líquida y se va espesando hacia el final. La leche final tiene mayor contenido de grasa y es importante para que el bebé gane peso. Para asegurarte de que tu bebé tome esta leche final, aliméntalo con un solo seno hasta que se desocupe. Si el bebé quiere seguir comiendo, cámbialo a tu otro seno. Si quedó satisfecho con el primer seno, aliméntalo de tu otro seno en la siguiente sesión de lactancia.
Comparte tu habitación con tu bebé. Cuando estés alimentando durante la noche a tu bebé, poner una cuna cerca de tu cama, hará que la lactancia nocturna sea más llevadera para ti.
Mantén un registro de los pañales. Después de que el bebé cumpla su primera semana, él debe utilizar 6 o más pañales en un período de 24 horas. Su excremento debe ser amarillento, granulado y suelto. Esto, junto con el aumento de peso normal, son indicadores de que tu bebé está recibiendo la cantidad suficiente de leche materna.
Cuídate. Intenta comer bien, bebe muchos líquidos, descansa cuando puedas y asegúrate que los medicamentos que tomes no sean contraindicados para la lactancia. También pregúntale al pediatra si debes suministrarle suplementos de vitamina D a tu bebé, ya que muchos bebés alimentados exclusivamente con leche materna no reciben la cantidad ideal de esta vitamina.
¡Pide ayuda! Los asesores de lactancia son profesionales que te pueden ayudar a resolver dudas sobre la lactancia y a solucionar cualquier problema que se te presente. El hospital donde diste a luz, tu pediatra o inclusive información en internet pueden ayudarte a encontrar a un especialista en lactancia cerca de tu residencia.
Si amamantar es importante para ti pero se te dificulta ¡no te rindas!. Te puede tomar pocas o varias semanas adaptarte y las dificultades pueden surgir de vez en cuando. Pero conociendo las soluciones o contando con ayuda profesional, puedes acostumbrarte y disfrutar de estos momentos tan especiales con tu bebé.