Imagina esta escena: finalmente puedes salir de casa con tu recién nacido. El pediatra te autorizó a sacar al bebé después de estar semanas encerrados lactando y bañándote menos de lo normal. Te diriges a una tienda por departamentos con el cochecito, al entrar te sientes genial, estás vistiendo una linda blusa de lactancia y ¡te has peinado! Después de unos espléndidos 30 minutos, una mujer se te acerca y sonriendo te dice en voz baja: “estás manchando la blusa. ¿Sabes donde encontrar los protectores de lactancia? Si no, te mostraré”
Miras hacia abajo y te das cuenta de que has atravesado la tienda con dos círculos grandes y mojados en tu blusa. Unos minutos más tarde, en la sección de lactancia de la tienda tomas una caja de protectores de lactancia y luego dos y le das las gracias a la mujer. Ella te dice: “a mí ya me ha pasado”.
La lactancia es maravillosa pero cuando es dura e inclusive abrumadora estos momentos bochornosos te pueden dar un simpático respiro:
El comedor ruidoso
Algunos bebés son glotones. Se agarran, succionan fuerte y tragan como si fueran un atleta al final de una triatlón. Si estás en público, todos a tu alrededor podrán escuchar las succiones, suspiros y los “glu-glús” de tu bebé mientras disfruta de su alimentación. Sonríe y continúa como si nada hubiera pasado, mamá.
El disparo forzoso
Algunas mujeres tienen “disparos forzosos” (la leche sale del seno con mucha rapidez, usualmente debido a una sobreproducción). Es un tema complicado que un asesor en lactancia puede ayudarte a manejar, pero es probable que deje anécdotas divertidas -como cuando tu bebé se quitó del seno y la leche salpicó la habitación o la pared, o las piernas del señor que viajaba junto a ti en el avión.
Tu nuevo accesorio: el extractor
¡El extractor! Viene en diferentes marcas y modelos con múltiples opciones de estuches. Inclusive puedes comprar un sujetador especial para un extractor con “manos-libres” para que bombee mientas cocinas, por ejemplo. Y qué tal lo emocionante que puede ser una extracción nocturna junto a tu pareja: el extractor colgando de tus senos emitiendo un sonido fuerte y rítmico que compite con el de la televisión….
La búsqueda del seno en el pecho de otro
Es posible que llegue el día cuando alguien, como por ejemplo tu cuñado, alce al bebé y éste busque su pecho para lactar. “¡Lo siento bebé!” dices con tono alto mientras recibes al bebé, “ahí no encontrarás leche”.
Tu seno al desnudo: sucede
Algunas mujeres se sienten bien al dar el pecho a sus bebés sin cubrirse, otras son más recatadas. No juzgamos. Pero cuando estás del lado recatado del espectro, es inevitable que alguien vea tus senos. Es un momento embarazoso durante unos pocos segundos, sobretodo si es con tu suegro. Cúbrete y comienza a hablar sobre el clima.
Al final del día valió la pena
Mecer y amamantar a tu bebé en la oscuridad mientras todos duermen en la casa. Todo está en silencio y lo único que se oye es el sonido de la succión y deglución de tu bebé. Te das cuenta de la calidez de su cuerpo, de su olor y la fragilidad de su mano en tu pecho. Habrá un momento (o muchos) como este, tal vez en horas de la madrugada. Llevarás puesta una de tus camisas de lactancia y estarás cansada, pero al final del día sabrás que todo este esfuerzo valió la pena.
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