Dado que los niños pequeños no son exactamente capaces de ver el mundo más allá de ellos mismos, introducir el concepto de gratitud puede parecer casi imposible. Los niños pequeños son naturalmente egocéntricos. Para empeorar las cosas, vivimos en una cultura de exceso de indulgencia. Esto es especialmente prominente en esta época del año. Después de nombrar todas las cosas por las que estamos agradecidos durante nuestras celebraciones de Acción de Gracias, nos dirigimos inmediatamente a los coloridos anuncios de juguetes y a las interminables filas de compras para las fiestas. ¡La idea de la gratitud puede llegar a ser un poco confusa en este ambiente!
Aunque parezca que las probabilidades están en nuestra contra, es posible empezar a introducir la idea de la gratitud a un niño pequeño. De hecho, niños de tan solo 15 meses pueden empezar a reconocer las variables que construyen la gratitud. Alrededor de esta edad, un niño puede entender que es diferente de sus padres y cuidadores. Puede ver que mamá, papá o el abuelo están ahí para divertirse con él, prepararle las comidas y leerle cuentos por la noche. Aunque no puede encontrar las palabras exactas para expresar su aprecio, puede entender la idea de que hay gente alrededor que se preocupa por él, ¡y eso le gusta mucho!
Los niños agradecidos aprenden la gratitud de sus cuidadores
Como otras lecciones importantes de la vida, debemos modelar el comportamiento que queremos de nuestros niños, incluso cuando son muy jóvenes y pensamos que no están prestando atención. Si actuamos como si tuviéramos derecho a todo lo que recibimos, nuestros pequeños imitarán este tipo de comportamiento. Los padres y cuidadores que se toman el tiempo de mostrar gratitud en su vida diaria son más propensos a criar niños que pueden reconocer y compartir su propio aprecio con otros. Por supuesto, en nuestros días más ocupados, podemos pasar accidentalmente por la fila del supermercado sin decir «gracias» o tomar nuestro café de quien nos atendió sin siquiera hacer contacto visual. Ser un modelo de gratitud no siempre es fácil, pero es un camino importante que debemos tomar por el bien de nuestros niños, nuestras familias y nuestras comunidades.
Consejos para enseñar gratitud
Aquí hay algunos consejos útiles que pueden ayudar a los padres y cuidadores a introducir el concepto de gratitud en sus niños pequeños:
Empieza a sembrar la gratitud en las conversaciones diarias. No tiene que ser una lección formal o elaborada sobre la gratitud. Menciona casualmente lo hermoso que es el día y lo agradecido que estás de poder ir al parque. «¿No tenemos suerte de poder jugar fuera hoy?» «Amo a nuestro perrito, ¿tú no? Estoy muy agradecido de que esté aquí con nosotros». Tejer la idea de «dar gracias» en tu rutina diaria puede ser muy útil.
Muéstrale al niño que lo aprecias. Cuando tu niño pequeño te dé un abrazo matutino, dile que «¡fue un gran abrazo! Muchas gracias». Independientemente del tamaño del acto, mostrarle que lo aprecias se quedará con él. No solo es una manera de generar un mayor vínculo, sino que también es una gran motivación para el buen comportamiento.
Usa palabras de gratitud frecuentemente. Empieza a incorporar «gracias», «agradecido», «agradecido», «aprecio» y otras palabras relacionadas con la gratitud más a menudo. Durante esta etapa de desarrollo, querrás que estos términos se asimilen. Cuanto más el niño escuche el vocabulario de gratitud, más empezará a entender lo que significan estas palabras, sentando las bases del verdadero concepto de gratitud.
Busca momentos de enseñanza. Algo tan simple como devolver una herramienta a un vecino puede ser un momento de enseñanza para un niño pequeño. Tráela contigo y deja que te vea devolviéndola. «Gracias, eso nos ayudó mucho, ¿puedes darle las gracias a Susana también?». Ser testigo de suficientes intercambios con miembros de la familia, maestros o vecinos puede aumentar sus habilidades sociales y ayudar a construir las ideas de gratitud y generosidad.
Ten rituales de gratitud regulares. Muchas familias hacen esto en conjunto con una religión en particular. Es común tener un acto de agradecimiento a un poder superior por lo que has recibido ese día. Pero no tienes que ser religioso para practicar un ritual diario de gratitud. Simplemente preguntándole al niño por qué está agradecido antes de acostarse o en la mesa durante la cena es una gran manera de iniciar una comprensión de la gratitud.
Léele historias que explican la gratitud. Hay algunos libros estupendos para cada etapa de desarrollo que muestran a los niños cómo expresar su agradecimiento. Aquí hay algunos para revisar que son específicamente para las edades de 0 a 3 años:
- Llama Llama Gives Thanks de Anna Dewdney
- Otis Gives Thanks de Loren Long
- Should I Share My Ice Cream de Mo Willems
- The Thankful Book de Todd Parr
Aunque enseñar gratitud a un niño pequeño puede ser difícil, no es imposible. La clave es empezar a introducir el concepto de gratitud pronto para que pueda adaptarlo en su día a día. Solo recuerda que cuanto más sinceros seamos con nuestra propia gratitud, ¡más fuerte será el impacto!
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