Cuando imaginas a tu pediatra escribiendo una prescripción médica es probable que pienses en medicamentos. Pero ¿sabías que hoy en día se recomienda a los pediatras que receten algo, que podría decirse es más importante? Basándose en estudios recientes que resaltan el poder del juego, la Academia Americana de Pediatría AAP recomienda hoy en día que los pediatras receten justo eso: Jugar. Más específicamente, quieren que los padres y cuidadores incorporen el juego dentro de la vida diaria del niño desde la infancia temprana y continuando en los primeros años.
¿Por qué es necesario que los pediatras “receten el juego”?
La AAP y otros señalan que hay varias amenazas modernas frente la hora del juego, incluyendo estas:
La creencia errónea de que ciertos juguetes mejoran el juego. Es posible que los padres le quiten el énfasis al juego si no pueden costear juguetes costosos que son promocionados como superiores para el aprendizaje. En realidad, tal como lo indica la AAP, es que los beneficios del juego se magnifican con juguetes simples y no costosos, los cuales incluyen rompecabezas, bloques, crayolas y artículos de uso doméstico.
El uso de dispositivos electrónicos por parte de los niños. El uso de dispositivos electrónicos por parte de bebés o niños pequeños ( y el sobreuso de estos por niños más grandes) interfiere directamente con el juego. La AAP también señala que si bien la visualización conjunta de medios electrónicos de alta calidad puede tener beneficios y las afirmaciones de que ciertos medios diseñados para uso exclusivo de los niños pueden ser beneficiosos han sido refutadas.
El uso de dispositivos electrónicos por parte de los padres. Las investigaciones muestran que los dispositivos electrónicos de los padres disminuyen la interacción entre padre e hijo. Más aún, cuando los padres (o cuidadores) usan dispositivos electrónicos mientras juegan con sus niños, son menos conscientes y atentos – saboteando de entrada los dos ingredientes principales que producen los muchos beneficios del juego de interacción uno a uno.
Programar demasiadas actividades. La naturaleza competitiva de la sociedad moderna con frecuencia hace que los padres sientan que entre más actividades enriquecedoras realicen los niños, mejor. Si bien hay un espacio para las actividades organizadas, el que haya demasiadas interfiere con el juego libre de interacción uno a uno.
Temor a las lesiones. Los padres y cuidadores le tienen cada vez más temor que el jugar brusco y revolcarse en espacios abiertos o otros tipos de “juegos arriesgados” puedan resultar en lesiones, siendo una de las razones por las que los juegos al aire libre han disminuido particularmente.
¿Por qué sabemos que el juego es tan importante?
Sabemos que el valor del juego no puede ser subestimado puesto que las investigaciones nos muestran que:
El juego existe entre las especies. Bien sean tortugas, ratas, abejas o humanos, el juego se observa en todo el reino animal como contexto para el aprendizaje de habilidades para la vida.
El juego construye cerebros. ¡Literalmente! El juego conlleva a cambios moleculares y celulares en el cerebro. Las investigaciones con animales muestran que el tiempo total de juego está correlacionado al peso del cerebro y su eficiencia.
El juego es fundamental para el desarrollo óptimo. El juego viene en muchas formas: estructurado, no estructurado, con otros e individual. Puede implicar jugar con objetos, jugar físicamente, jugar al aire libre, o jugar a pretender. Sea cual sea la forma que tome, jugar es fundamental para todas las áreas del desarrollo. Promueve la curiosidad, la imaginación, la solución de problemas, la flexibilidad mental y social, la auto-regulación y un sin número de habilidades en todas las áreas de desarrollo: socio-emocional, cognitivas, lingüísticas, de auto-regulación, sensoriales, motoras, etc. El juego, o su falta afecta directamente la trayectoria de la vida del niño.
El juego facilita el aprendizaje. El juego aumenta la curiosidad y estudios de IRM muestran que la curiosidad potencia la memoria y el aprendizaje.
Jugar con adultos que ofrecen apoyo tiene beneficios únicos. Mientras que la AAP indica que el juego libre, no estructurado también es importante, señala que el juego guiado de “andamiaje” con los cuidadores (que ofrece la cantidad justa de apoyo), es necesario para que los niños desarrollen sus habilidades. (El juego guiado es tan poderoso, que construimos todo nuestro programa de desarrollo BabySparks, alrededor de este!)
El juego se trata de diversión, pero también de tomar riesgos y poner a prueba los límites. El “juego riesgoso” (como los juegos en el parque que impliquen escalar y saltar) es esencial para desarrollar las habilidades de movimiento fundamentales que promueven un estilo de vida activo a largo plazo y previenen la obesidad. Aún más, enseña a los niños lo que pueden o no hacer con su cuerpo de manera segura. Al involucrarse con otros en juegos arriesgados (por ejemplo, juego brusco y de revolcarse) los niños desarrollan inteligencia emocional, empatía y un entendimiento de cómo evitar hacerse daño.
El juego reduce el estrés. Las investigaciones muestran que jugar reduce la ansiedad y ayuda a los niños a lidiar con eventos estresantes de la vida. Para los niños con comportamientos disruptivos, el constante juego de interacción uno a uno, con un adulto que brinda apoyo, puede mejorar este comportamiento.
El juego fortalece las relaciones entre el adulto y el niño. El juego significativo es una oportunidad para que los padres y cuidadores se sintonicen con sus niños, los observen, interactúen con ellos, los disfruten e identifiquen sus fortalezas únicas, sus retos, intereses y singularidades, Todo esto a su vez, alimenta una relación fuerte, la cual en si misma, está vinculada a mejores resultados en la vida del niño.
Ahora, ¡Es hora de jugar!
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