¿Qué es el autismo?
El autismo o trastorno del espectro autista (TEA), incluye un grupo de trastornos neurológicos que afectan a las personas de diferentes maneras y en diversos grados. En general, el TEA interfiere con las habilidades sociales y de comunicación, además de causar intereses y comportamientos inusuales, repetitivos o extremadamente limitados. El DSM-5 de la Asociación Americana de Psiquiatría clasifica tres niveles de TEA, desde los de alto funcionamiento hasta los graves. Debido a sus características puntuales, las personas con trastornos del espectro autista requieren diferentes niveles de apoyo.
¿Qué tan común es el TEA?
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, los diagnósticos de TEA son comunes y van en aumento. En su última actualización, 1 de cada 59 niños tiene TEA, y los niños son más propensos a padecerla que las niñas (1 de cada 37 y 1 de cada 151, respectivamente). Los expertos sospechan que el aumento de los índices de TEA puede deberse a una mayor concienciación y a que el «autismo» se ha convertido en un término general para varios trastornos diferentes, como el síndrome de Asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado (PDD-NOS).
¿Qué causa el TEA?
Las causas exactas de la enfermedad todavía se desconocen, pero las investigaciones apuntan a una combinación de factores genéticos y ambientales que pueden aumentar el riesgo. Estos incluyen cambios genéticos durante el desarrollo embrionario, que uno de los padres sea portador de un gen de autismo, complicaciones graves en el embarazo o el nacimiento y no espaciar los embarazos por lo menos un año. Múltiples estudios también sugieren que los índices de TEA aumentan constantemente con la edad de los padres (especialmente la del padre). Es interesante que las investigaciones también han descubierto que las madres adolescentes también tienen más probabilidades de tener hijos con TEA. ¿Qué pasa con las vacunas? En 1998 un estudio relacionó la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (SPR) con el TEA. Desde entonces, el estudio ha sido desacreditado. De hecho, la revista que lo publicó se retractó y el autor del estudio perdió su licencia debido a la tergiversación de los datos. La Academia Americana de Pediatría ha elaborado una lista (con resúmenes) de docenas de estudios que muestran que las vacunas no causan TEA.
¿Cómo se diagnostica el TEA?
Un diagnóstico de TEA requiere una evaluación exhaustiva por parte de un profesional (como un neurólogo pediátrico) que esté específicamente capacitado para utilizar las herramientas de evaluación de TEA. Un equipo multidisciplinario de especialistas pediátricos puede trabajar en conjunto para hacer un diagnóstico.
¿Cuáles son las alertas rojas más comunes del TEA?
Alertas rojas sociales
A la edad de 9 meses:
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- Poco o ningún contacto visual
- Pocas o ninguna interacción cálida y atractiva, como sonrisas, sonidos o expresiones faciales
Alertas rojas del lenguaje
A la edad de 12 meses:
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- No responde a su propio nombre
- Poco o nada de balbuceo o uso de gestos
A la edad de 16 meses:
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- Usa muy pocas palabras o no habla en absoluto
A la edad de 24 meses:
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- Muy raramente (o nunca) encadena dos palabras de forma significativa
Alertas rojas del comportamiento
A cualquier edad:
- Prefiere jugar solo de manera constante
- Tiene reacciones especialmente negativas a las transiciones o incluso a cambios menores en la rutina
- Tiene intereses muy limitados
- Muestra comportamientos repetitivos, como mecerse, girar o agitar las manos.
- Tiene reacciones intensas a exposiciones sensoriales, como luces, sonidos o texturas
¿Cómo se trata el TEA?
Debido a que cada niño con TEA tiene diferentes desafíos, los objetivos y el tratamiento varían. Sin embargo, en general, los niños con TEA y sus familias reciben servicios de una o más especialidades pediátricas, incluyendo patología del habla y de lenguaje, terapia ocupacional, fisioterapia, psicología y trabajo social.
¿Qué debes hacer si te preocupa que tu niño tenga TEA?
Si observas alguna de las alertas rojas mencionadas anteriormente o si tu niño se está quedando atrás en los logros de desarrollo sociales y/o de lenguaje en general, llévelo a su pediatra. Si él o ella no lo refiere para una evaluación y tú todavía te sientes preocupado, busca ayuda por tu cuenta. La intervención temprana para los trastornos del espectro autista puede cambiar drásticamente el futuro de un niño, por lo que es esencial no esperar a ver si su niño muestra los signos clásicos. Puedes encontrar más información (incluyendo recursos) en nuestro artículo sobre la importancia de la intervención temprana.
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