¿Es saludable una dieta vegana para los bebés y niños pequeños? Los expertos dicen que sí. Sin embargo, el veganismo puede ser difícil de manejar, incluso en la edad adulta, por lo que es muy importante prestar atención a la dieta de tu niño para asegurarte que recibe todos los nutrientes, vitaminas y minerales que necesita durante una época de rápido crecimiento.
Hemos recopilado algunos consejos de la Academia Americana de Pediatría (AAP) y de otros expertos para que los tengas en cuenta, aunque lo primero que debes hacer es hablar con tu pediatra o con un dietista registrado (DR). La nutrición es fundamental para los pequeños cuerpos en crecimiento, por lo que la orientación profesional es esencial cuando se trata de garantizar que los bebés y niños pequeños vegetarianos prosperen en su desarrollo.
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Consideraciones importantes para los bebés y niños pequeños veganos
Según los expertos, esto es lo que debes tener en cuenta para asegurarte de que tu bebé o niño pequeño vegano reciba todos los nutrientes que necesita.
Lactancia materna y fórmula
Las madres lactantes veganas deben tener en cuenta que sus propias reservas de vitamina B12 pueden ser bajas, lo que a su vez puede provocar una deficiencia de B12 en su bebé. Para los padres que optan por la leche de fórmula, las opciones veganas aumentan constantemente; sin embargo, es importante tener en cuenta que muchas fórmulas de origen vegetal pueden contener alimentos alergénicos comunes, como la soja, por lo que es importante estar atentos a los signos de alergias o sensibilidades alimentarias. Tanto si tiene lactancia materna o si le das fórmula, es posible que tengas que darle de comer con más frecuencia durante la infancia y el destete, para suplir cualquier carencia en su dieta.
Hierro
El hierro es un nutriente que desempeña varias funciones fundamentales: la más importante es que el organismo lo utiliza para fabricar hemoglobina, que transporta el oxígeno desde los pulmones a todo el cuerpo. Dado que la carne animal es una de las fuentes más ricas en hierro, es muy importante asegurarse de que los bebés veganos reciban hierro de otras fuentes cuando empiecen a comer alimentos sólidos. Algunas fuentes vegetales de hierro son los cereales infantiles enriquecidos, las habichuelas, el tofu, el brócoli y la col rizada (todos ellos pueden hacerse en puré, si es necesario).
B12
La vitamina B12 es esencial para la salud de las células sanguíneas y nerviosas. Ayuda a fabricar el ADN y también previene un tipo de anemia que puede provocar fatiga y debilidad. La vitamina B12 es una de las deficiencias más comunes asociadas al veganismo. Como mencionamos anteriormente, las madres lactantes veganas necesitan asegurarse de que están recibiendo suficiente vitamina B12 para transmitirla a sus bebés. Tu pediatra o nutricionista también puede recomendarte dar a tu bebé suplementos de B12.
Proteína
Con las dietas veganas, puede ser fácil escatimar en proteínas, especialmente cuando los niños pequeños llegan a la etapa de ser quisquillosos con la comida. Entre las fuentes de proteínas de origen vegetal de alta calidad se encuentran:
- Mantequilla de almendras y cacahuetes (las almendras o los cacahuetes enteros suponen un riesgo de asfixia para los bebés y los niños pequeños, y recuerda que los nuevos datos sobre alergias alimentarias muestran que NO es necesario retrasar la introducción de las almendras y los cacahuetes a tu bebé)
- Edamame
- Tofu
- Quinua
- Semillas de lino y cáñamo
- Garbanzos
- Frijoles
Zinc y Vitamina D
Otras deficiencias comunes para los veganos incluyen al calcio, el zinc y la vitamina D. Puedes aumentar la ingesta de estos nutrientes para tu pequeño, incluyendo con regularidad estos alimentos:
- Calcio: leche vegetal enriquecida con calcio, frijoles, brócoli y col rizada.
- Zinc: alimentos enriquecidos con zinc, frijoles, semillas de calabaza, garbanzos y papas.
- Vitamina D: alimentos enriquecidos con zinc, champiñones y suplementos.
Además de planificar cuidadosamente las comidas veganas de tu niño, tu pediatra o nutricionista profesional puede recomendar la realización de análisis de sangre rutinarios para comprobar los niveles de nutrientes.
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