Las rabietas no son una ventaja para la crianza, pero son una parte normal del descubrimiento y la comprensión de las emociones de tu niño pequeño. A veces las rabietas se pueden prevenir y otras veces es necesario superarlas mientras se toman algunas medidas para ayudar a tu niño a calmarse.
Todos los niños pequeños tendrán una rabieta, en realidad probablemente varias. Sin embargo, las rabietas ocasionalmente pueden indicar otros problemas que no son tan comunes, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o la discapacidad visual.
Los trastornos como el TDAH no suelen diagnosticarse hasta los tres o cinco años de edad, pero los niños pueden mostrar algunas señales de advertencia en la infancia. Cuanto antes actúes, más apoyo e intervención puedes recibir. En el caso de rabietas frecuentes y graves, es una buena idea que trates tus preocupaciones lo antes posible con el pediatra de tu niño.
Cuando las rabietas pueden señalar un problema
Las rabietas de tu niño pueden ser erráticas en duración y frecuencia, pareciendo diferentes cada día. Las rabietas problemáticas suelen ser más reconocibles cuando el niño llega a la edad preescolar. Aunque puede ser difícil juzgar qué es normal y qué no en este comportamiento, hay algunas señales que los niños pequeños pueden mostrar que podrían al menos justificar una charla con el médico.
¿No estás seguro de qué buscar? Estas señales de alerta, especialmente cuando más de una aplica a tu niño, pueden indicar un problema subyacente que necesita apoyo adicional:
Sus rabietas son muy frecuentes
Es común que los niños pequeños tengan una o incluso unas cuantas rabietas todos los días, especialmente cerca de una hora en la que normalmente tienen hambre o están cansados. Si notas un aumento en el número de rabietas de tu niño, como cinco al día o más, entonces podrías considerar la posibilidad de llevarlo al pediatra.
Sus rabientas duran mucho tiempo
La mayoría de las rabietas duran cinco minutos o menos. Eso no quiere decir que si tu niño tiene una rabieta que dura de 15 a 30 minutos, tengas que llevarlo rápidamente al médico. Pero, si el niño suele tener rabietas que duran 25 minutos o más, incluso si intentas intervenir, puede que esté pasando algo más.
El niño trata de herirse o herir a otros
La autolesión suele ser una señal de advertencia de que tu pequeño necesita apoyo adicional. En un niño pequeño, las autolesiones pueden significar morderse, tirarse del pelo, golpearse la cabeza contra la pared o rascarse la piel de forma agresiva. También puede dirigir su ira hacia alguien o algo más, como tú, un hermano o una mascota.
No puedes calmarlo después de la rabieta
La mayoría de los niños pequeños son especialmente cariñosos después de que se han calmado de una rabieta. Este es a menudo un excelente momento para hablar con ellos sobre lo que estaban sintiendo y cómo pueden manejarlo mejor la próxima vez. Sin embargo, un niño pequeño que todavía parece estar en pánico, triste o enojado después de que su rabieta pasa, podría estar teniendo una avalancha abrumadora de emociones que no puede manejar mentalmente.
Con tu apoyo y el de tu pediatra, tu niño pequeño puede aprender a trabajar con sus emociones para disminuir su severidad, incluso cuando hay otras condiciones presentes. Y, a medida que crezca, sus sentimientos también comenzarán a equilibrarse.
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