Todos nacemos y crecemos con una forma única de acercarnos, responder e interactuar con el mundo a nuestro alrededor. Es lo que llamamos temperamento, y en cierta medida, con sus diversos niveles permanece estable a lo largo de nuestras vidas.
No obstante, con la sensibilidad suficiente, orientación y límites, los niños pueden superar los desafíos relacionados con su temperamento. Por ejemplo, un niño pequeño que cambia abruptamente de emociones en un abrir y cerrar de ojos puede aprender a controlarse a sí mismo. Un pequeño que está ansioso por nuevas situaciones puede aprender a adaptarse con menos estrés, y un niño serio, aunque nunca se convierta en comediante, estará en capacidad de desarrollar el sentido del humor.
Cuando se trata del temperamento, existen algunas estrategias clave para ayudar a tu niño a controlarlo y superarlo. A continuación, te mencionamos algunas:
Conoce el temperamento de tu niño
Presta atención a cómo tu niño se acerca, responde e interactúa naturalmente con el mundo a su alrededor. Identifica las situaciones que son consistentemente más desafiantes para él. ¿Le cuesta regularmente quedarse dormido? ¿Le es difícil hacer transición de una actividad a otra? ¿Se siente prevenido por ambientes altamente estimulantes, como áreas de juego muy concurridas? ¿Es difícil calmarlo cuando está molesto o emocionado?
Acepta el temperamento de tu niño
El temperamento es como el color de nuestros ojos, es lo que es y difícilmente se puede cambiar. Es cierto que algunos temperamentos son más fáciles de cuidar que otros, pero es esencial que aceptes a tu niño por lo que es. Tratar de cambiar su temperamento puede ser contraproducente, además de que con el tiempo puede afectar su autoestima. Eso no significa que el niño tenga completa libertad sobre su comportamiento. Solo quiere decir que, para superar los aspectos relacionados con su carácter, el niño debe sentirse amado por lo que es.
Personaliza tu enfoque
Interactuar con tu niño de una manera amigable y de acuerdo con su temperamento puede ser complejo. Por un lado, puedes tener o cuidar a más de un niño, cada uno con un temperamento diferente. Uno de ellos puede pasar fácilmente de una actividad a otra, mientras que otro necesita más tiempo y apoyo para hacer la transición. Por otro lado, cuando tu propio temperamento es diferente al de tu niño, puede ser difícil entender por qué se comporta de una u otra manera. Así como puedes ser muy tranquilo junto a un bebé que llora mucho, también puede que te encuentres con un niño que prefiere las actividades tranquilas, cuando tú eres muy activo.
Dado que cada temperamento tiene características únicas, la pregunta que debes hacerte es si tus expectativas tienen sentido o no para el niño.
Descarta otras razones para explicar el comportamiento
Algunas veces el comportamiento del niño no está directamente relacionado con su temperamento y es aquí donde necesitas tener un enfoque diferente. Un bebé que constantemente tiene problemas para conciliar el sueño puede tener un problema médico, como el reflujo infantil. Un niño que es muy selectivo con la comida puede tener problemas con la integración sensorial.
El mensaje es que no puedes cambiar el temperamento de tu niño. Sin embargo, si lo aceptas y le proporcionas el apoyo, la guía y los límites específicos que el niño necesita, puedes ayudarlo a desarrollar sus fortalezas y enseñarle habilidades para manejar los desafíos relacionados con su temperamento.
Aprende más sobre cómo apoyar a un niño con un temperamento difícil o desafiante aquí, y un temperamento de reacción lenta o cauteloso aquí.
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