Cuando de comunicación efectiva se trata, el tono lo es todo. De hecho, el tono que usamos cuando se transmite un mensaje a veces puede decir más que el mensaje en sí. El tono se define simplemente como «la forma en que hablamos.» No lo que decimos sino cómo lo decimos. Es importante ser conscientes de nuestro tono cuando hablamos con los demás, pero especialmente cuando hablamos con niños.
Ahora, ¿es fácil controlar tu tono cuando descubres a tu niño de 2 años dibujando en las paredes con un marcador permanente? Probablemente, no. El punto es ser más consciente. Entender que el impacto del tono en el desarrollo puede ayudarnos a encontrar el tono de voz indicado cuando más importa.
¿Cuándo empieza la importancia del tono?
Si lo piensas, nuestro tono es básicamente la base del lenguaje de bebé. Cuando hablamos con los bebés, usamos un tono agudo con emociones exageradas. Los bebés no tienen idea de lo que estamos diciendo, pero las investigaciones muestran que los bebés de tan sólo 5 meses pueden detectar si un mensaje es positivo o negativo. Los bebés son muy sensibles frente al tono de voz de su cuidador. Puedes usar un tono calmado y tranquilizador para hablar o cantarle a tu bebé para que se duerma o usar uno duro y firme ¡Alto! para protegerlos de tocar algo caliente. Esto nos indica que antes de que los bebés entiendan las palabras, entienden el tono.
Por qué el tono importa cuando hablamos de crianza
Antes de abordar los beneficios de usar tonos calmados durante la crianza, digamos la verdad, todos los padres gritan. De un momento a otro las emociones ganan y permanecer calmado es más difícil. Todo es parte de ser padre y de ser humano. Sin embargo, como la mayoría de los padres y cuidadores ya lo saben, gritar representa una pérdida del control. En el caso de los niños, especialmente en los más pequeño, tienden a no prestar atención cuando se les habla en un tono fuerte, negativo y posiblemente agresivo. Los niños pequeños se enfocarán en la emoción en vez del mensaje como tal. Además, cuando los padres o cuidadores gritan con frecuencia, esto puede tener un efecto negativo sobre la autoestima, comportamiento y su propia habilidad para comunicarse.
Aun cuando sea momento de disciplinar, es posible ser firme sin usar un tono recio. Toma tiempo y paciencia (mucha paciencia) adaptarse a tonos más calmados al abordar el comportamiento de un niño pequeño, pero hay beneficios importantes que vienen junto con el cambio de nuestro tono.
Primero, es más efectivo. Usar un tono suave puede ayudarle a los padres y cuidadores a enfocarse en la intención del mensaje, mientras que los niños pueden enfocarse en el punto en cuestión.
Segundo, usar un tono calmado puede ayudarle a nuestros niños a escuchar mejor. Piensa que los tonos recios y negativos son como unos tapones de oídos. Los niños tienen una reacción emocional frente a estos tonos la cual les impide ser capaces de escuchar realmente. Entre más uses tonos tranquilos, más oportunidades tendrá tu niño para practicar el escuchar activamente.
Tercero, cuando usamos tonos positivos y calmados, especialmente durante momentos estresantes, estamos modelando el tipo de comportamiento que deseamos ver en nuestros niños. Usar el tono adecuado puede ayudar a nuestros pequeños a entender cómo funciona la autorregulación.
Por último, el ser consciente de tu tono te acerca más a tu niño. Los tonos positivos, tranquilizadores y suaves forman la confianza y fortalecen el vínculo entre los dos. Usar el tono correcto es señal de respeto y amor.
Es imposible usar el tono adecuado en el momento adecuado siempre. Pero cuando le apuntamos a tonos más calmados con nuestros niños, les estamos ayudando a formar una consciencia de sí mismo, habilidades de comunicación y mejores relaciones.
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