Algunos niños pequeños se acostumbran fácilmente a dormir en una cama grande. Muchos otros, sin embargo, pasan por un período de subidas y bajadas – ¡Literalmente! Si el cambio de la cuna a la cama ha puesto patas arriba la noche y la hora de la siesta, sigue leyendo para obtener consejos de expertos sobre cómo enfrentar los obstáculos comunes a la hora de alcanzar este importante logro.
Obstáculos comunes a la hora de cambiar de la cuna a la cama
Salir de la cama
La nueva sensación de libertad que viene con el hecho de dormir en una cama puede ser excitante y/o aterradora para los pequeños, incitándolos a salir de ella. Cada vez que tu niño se levante, camine rápida y tranquilamente de vuelta a la cama, elógialo para que vuelva a entrar, recuérdale que debe quedarse allí y luego sal de la habitación. Es posible que tengas que hacer esto varias veces durante varias noches. De hecho, la Academia Americana de Pediatría (AAP) dice que no es inusual poner a tu niño de vuelta en la cama hasta veinte veces por noche, después de la transición de la cuna.
La AAP y otros expertos también dicen que este ritual de volver a la cama debe ser breve y aburrido. Prolongar las interacciones frotando la espalda de tu niño, cantándole una canción, quedándose con él hasta que se duerma o incluso expresando tu frustración o enojo puede hacer que se mantenga el comportamiento.
Si tu pequeño continúa saliendo de la cama sin importar lo que intentes para evitarlo, considera poner una puerta de seguridad en la entrada de tu dormitorio. Esta barrera refuerza las reglas de los límites y puede incluso proporcionar una sensación de seguridad.
Problemas para dormir
Dormirse (o volver a dormirse) en una cama puede ser difícil cuando los pequeños están acostumbrados a la calidez de una cuna. Si a tu niño le cuesta dormirse después del cambio, intenta darle ideas para que lo haga con normalidad. Dependiendo de su nivel de desarrollo, esto podría ser frotar su manta, pensar en cosas divertidas que hizo ese día o abrazarse con su peluche favorito. Incluso puedes dejar que escoja un nuevo peluche o manta y que lo llame su amigo especial para dormir. Explícale que se quedará en su cama todo el tiempo y que no es para jugar sino para ayudarle a quedarse dormido.
Despertar temprano en la mañana
Si tu niño se despierta constantemente demasiado temprano, considera la posibilidad de invertir en un reloj para niños pequeños que muestre un color para la hora de dormir y otro color para la hora de despertar. Para los niños pequeños puede haber una curva de aprendizaje, pero una vez que entiendan lo esencial, puede hacer maravillas.
Si no quieres seguir la ruta del reloj (o no funciona), lleva a tu niño de vuelta la cama si se levanta demasiado temprano. Es una buena idea decidir la hora en que la familia se despierta y cumplirla para que el niño sepa qué esperar.
Miedo a la oscuridad
Los miedos nocturnos son comunes, especialmente cuando los pequeños están acostumbrados a sentirse contenidos y protegidos por las paredes de la cuna. Si este es el caso de tu niño, consulta nuestro artículo con consejos sobre cómo lidiar con los miedos a la hora de dormir.
Otros consejos
Además de abordar los obstáculos más comunes a la hora de cambiar de la cuna a la cama, estos consejos adicionales pueden ayudar a facilitar la transición:
- Mantén la rutina previa al sueño igual. Es especialmente importante mantener las horas de irse a dormir y de la siesta iguales.
- Sé coherente/consistente. Una vez que decidas un enfoque, sigue con él. Eso significa que siempre debes llevar a tu niño a la cama.
- Dale a tu niño mucho ánimo y elogios. Hazle saber que entiendes que este es un gran cambio, pero que sabes que él puede hacerlo. Cuando se quede en la cama, hazle saber que fue un gran logro.
Sobre todo, aguanta. Las semanas posteriores a la salida de la cuna pueden recordarte los días de insomnio cuando el niño era apenas un recién nacido, pero los comentarios sensibles y constantes de tu parte, le ayudarán a tu pequeño a acostumbrarse.
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