Si la vida le da limones a tu niño, quieres que él haga mucho más que limonada. Quieres que sea capaz de manejar situaciones difíciles y que se recupere de ellas con su autoestima intacta. Eso es la resiliencia.
Si quieres comenzar a fomentar la capacidad de resiliencia de tu niño desde hoy, el primer paso es más sencillo de lo que puedas imaginar. De acuerdo con El Centro de Desarrollo Infantil de Harvard, la principal característica que tienen en común quienes desarrollan resiliencia es, al menos, una fuerte relación con un adulto que lo apoya.
¿Cómo reconoces una relación “fuerte”? ¿Y cuáles son los otros pasos que debes seguir para criar un niño resiliente?
El papel de una fuerte relación adulto-niño en el fomento de la resiliencia
Para los bebés y los niños pequeños, un adulto que responde, apoya y ama de manera constante sienta las bases para la resiliencia (y para prácticamente todos los demás aspectos positivos de la vida). Sencillamente porque se crea una atmósfera de positivismo alrededor de la vida del niño, que actúa como un amortiguador cuando se encuentra ante una situación difícil.
Otra de las razones de que la fuerza de la relación adulto-niño sea tan poderosa, es que crea las condiciones para que el niño aprenda a construir las bases de la resiliencia.
Construcción de las bases de la resiliencia
Las investigaciones del Centro de Desarrollo Infantil de Harvard (HCDC) mencionan otros factores que tienen en común los niños que desarrollan la resiliencia:
Autoeficacia (creer en sus habilidades) y control personal (creer en que su comportamiento puede cambiar el resultado de una situación). Puedes enseñar estos conceptos a tu pequeño de la siguiente manera:
- Exponlo a actividades nuevas y desafiantes (nuestro programa BabySparks es una excelente forma de hacerlo)
- Promueve la independencia de acuerdo con su edad, incluyendo tareas autónomas como cepillarse los dientes u otras tareas para niños pequeños.
- Cultiva una “mentalidad de crecimiento”, o la creencia de que cualidades como la inteligencia, el talento y la creatividad puede ser desarrolladas a través del esfuerzo y el aprendizaje de los errores. Una forma simple de hacerlo esto es: premia su esfuerzo, en lugar del resultado de su esfuerzo (“trabajaste duro” en lugar de un simple “buen trabajo”).
- Permite que se equivoque y aprenda de ello. Sí, puedes hacer esto con bebés y niños pequeños. ¡Aquí te decimos cómo!
- Fortalece las habilidades de la función ejecutiva, las cuales son un conjunto importante de habilidades cognitivas para el aprendizaje y la realización de tareas con éxito.
Puedes alimentar las habilidades de adaptación y autorregulación así:
- Empezando en la primera infancia, ayuda al niño a calmarse cuando está molesto. Para que un niño aprenda a calmarse a sí mismo, es necesario que se desarrolle ciertas conexiones cerebrales. Cada vez que consuelas a tu pequeño, fortaleces estas conexiones cerebrales que un día le permitirán calmarse por sí solo.
- Enséñale cómo reconocer, entender y manejar sus emociones y las de otros. (también conocida como inteligencia emocional).
- Apoya su proceso para que aprenda a compartir.
- Enséñale a seguir la corriente cuando algo inesperado sucede.
- Aunque la verdadera autorregulación vendrá más adelante, puedes comenzar a sentar las primeras bases para cultivarla desde ahora. Aquí te decimos cómo hacerlo.
Diferentes investigaciones están comenzando a resaltar la importancia de inculcar en los niños un sentido de fe, esperanza y apego a tradiciones culturales. Estos factores pueden ayudar a los niños a encontrarle un significado o explicación a las situaciones difíciles y usar el optimismo para recuperarse de ellas. Además de las creencias o tradiciones religiosas (si aplican en tu familia), con estas acciones puedes ayudar a construirlas así:
- Con el fomento de una actitud feliz y optimista tanto en ti como en el niño.
- Leyendo libros con personajes que le encuentren un significado a los obstáculos y los sobrepasen de una manera optimista.
- Usando las celebraciones culturales para promover experiencias y rituales positivos.
Una de las mejores cosas de trabajar en la construcción de las bases de la resiliencia con tu niño, es que al hacerlo tú mismo te puedes sentir cada vez más resiliente.
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