La interacción entre tu bebé y tú es uno de los temas favoritos de BabySparks. De hecho, uno de los objetivos más importantes de nuestro programa es fomentar interacciones de calidad frecuentes entre el bebé y sus cuidadores. Estudios demuestran que este tipo de interacciones, ya sea al enseñarle a caminar al niño o jugar a las escondidas, cambian la forma de su cerebro y lo preparan para el éxito en muchas áreas de su vida. Una de estas áreas es el lenguaje.
¿Qué es la brecha de las 30 millones de palabras?
Investigadores de la Universidad de Kansas estudiaron hace más de 20 años las diferencias más importantes en las experiencias cotidianas de los niños pequeños. Los resultados, hoy en día famosos, revelan el rol que juegan las conversaciones verbales entre bebés o niños pequeños y sus cuidadores en la adquisición del lenguaje y el posterior éxito en la escuela.
Su investigación consistió en reclutar a 42 familias con niños entre los 7 y 8 meses de edad: de estas 13 eran profesionales; 23 pertenecían a la clase trabajadora; y 6 no tenían recursos y vivían de subsidios sociales. Durante una hora cada mes, los investigadores observaron a los niños y sus padres, siguiendo sus interacciones verbales.
¿Qué hallaron? Los resultados mostraron que los hijos de familias profesionales escucharon un promedio de 2.150 palabras cada hora; mientras que aquellos bebés pertenecientes a familias de la clase obrera y pobre oyeron en promedio 1.250 y 600 palabras por hora, respectivamente.
En consecuencia, a los 3 años los niños de las familias profesionales ya habían escuchado un promedio de 30 millones de palabras más que los niños de las familias de más escasos recursos económicos y educación más básica. Estudios de seguimiento posteriores también mostraron que los niños que escucharon más palabras tenían habilidades lingüísticas superiores, un cociente intelectual más alto y mejores resultados académicos en la escuela primaria.
Mucho más que palabras
La gran brecha de 30 millones de palabras sugiere que además de que es importante que los bebés y los niños pequeños oigan muchas palabras, la calidad de las interacciones verbales juega un papel fundamental en el desarrollo del lenguaje. Tanto los autores de este estudio como otros investigadores coinciden en que no es suficiente simplemente con decir muchas palabras.
Los autores del estudio observaron que los mejores resultados lingüísticos y académicos también estaban asociados con la cantidad de comentarios alentadores y desalentadores que se les daban a los pequeños. Los niños de familias de profesionales recibieron un promedio de 32 afirmaciones y 5 prohibiciones por hora, mientras que los de asistencia social recibieron un promedio de 5 afirmaciones y 11 prohibiciones.
Otros investigadores han identificado factores importantes adicionales relacionados con la calidad de las conversaciones. Por ejemplo, el enfoque compartido (cuando el bebé se interesa en un juguete, su cuidador también debe mostrarse interesado en este); el uso del lenguaje corporal (hacer contacto visual con tu bebé y usar expresiones faciales y gestos al hablar); hablar tomando turnos alternadamente y la expansión de los mensajes que el niño intenta comunicarte (si por ejemplo el bebé balbucea o manifiesta que le llamó la atención un gato, aprovecha para decirle “¡Mira el gato es negro y peludo!”).
¿Qué implicaciones tiene todo esto para ti y tu niño?
La conclusión principal es que sin importar tu nivel económico, háblale a tu hijo tanto como puedas. Promueve activamente interacciones verbales de calidad con tu bebé y de esta manera, impulsa el desarrollo de su lenguaje y también de otras áreas de su desarrollo.
Tu bebé depende de ti para desarrollar su habilidades lingüísticas. ¡Nunca es demasiado pronto para empezar! Desde el momento en que nace, responde con atención a sus sonidos, expresiones y gestos; estos cuentan como una conversación y te ayudarán a sentar las bases para que desarrolle su lenguaje adecuadamente.
Puede leer más sobre el desarrollo del lenguaje en nuestros artículos de lenguaje expresivo, lenguaje receptivo, y lenguaje pragmático.