Los bebés nos dan señales todo el tiempo, pero necesitamos verlas con cuidado para reconocerlas. Especialmente para un recién nacido el mundo puede ser muy estimulante: encuentra nuevos objetos, sonidos y texturas a las cuales debe adaptarse.
Mientras que algo de estimulación es lo que necesita exactamente un bebé para aprender, demasiada puede sobreestimularlo y hacerlo sentir abrumado. Y nadie quiere eso.
¿Cómo saben los padres cuándo seguir o parar? Es sencillo: responde a lo que tu bebé te está diciendo.
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Piensa las señales de tu pequeño como si fueran las luces de un semáforo. Al principio, cuando los bebés están limitados a los reflejos básicos (llanto y sobresalto), puede ser más difícil entender sus reacciones. Pero puedes jugar al detective y con el pasar de los meses podrás leer mejor esas señales.
Te daremos algunos consejos para identificar y mantener la luz verde y para leer las luces amarillas antes de que se vuelvan rojas en los primeros meses.
LUZ VERDE – “Estoy listo para jugar”
✓ Busca signos de alerta y enfoque. Los ojos abiertos y el cuerpo quieto son señales de que tu bebé está listo para divertirse contigo.
✓ Los bebés bien descansados aprenden mejor: si tienes un bebé sabes que está más despierto y alerta en ciertos momentos del día, así que aprovéchalos.
✓ Mantén tu cara cerca (30 – 45 cm): No solo ayuda a leer los signos, sino que además reduce la posibilidad de que se sobresalte.
✓ Mantén otra estimulación al mínimo. Evita que los sonidos y las luces externas lo distraigan. Una música suave de fondo está bien, pero es mejor que nada compita por su atención. Esto incluye teléfonos celulares y otros dispositivos de pantalla.
✓ Muévete despacio y repite. En los primeros meses, tu bebé consume mucha energía mental cuando experimenta una transición. Por eso es muy importante que el ritmo de tus movimientos sea lento, para que tu bebé pueda seguirlos visualmente. Los movimientos o sonidos bruscos harán que su cerebro se ‘reinicie’ y eso le quita energía a la concentración de la tarea que tiene entre manos.
LUZ AMARILLA – “Estoy en riesgo de sobreestimulación”
➢ Tu bebé mira a otra parte: Si baja la mirada o la dirige hacia otra parte, es posible que haya llegado al punto de necesitar un descanso durante el juego y la alimentación. Esta es una señal muy clara de que hay que esperar y observar a ver qué hace el bebé después. Es posible que regrese a la actividad para una interacción más lúdica, y si es así, esta es una excelente manera de practicar la autorregulación.
➢ Algunos bebés demuestran una señal de “estoy procesando”: procesar la información puede tomar un poco de tiempo para algunos pequeños. Están enfocados, pero necesitan absorber un poco. Mantener las manos juntas frente a ellos, demuestra su interés.
➢ Una mirada de concentración o preocupación: a veces los bebés se ven como si estuvieran frunciendo el ceño o haciendo pucheros, incluso parecen un poco preocupados. Esto puede ser una señal de concentración, pero también de que quiere bajarle un poco el ritmo a la interacción, por lo tengo debes hacerlo antes de que se ponga tenso.
LUZ ROJA – “Estoy abrumado, por favor para.”
Usualmente, tu sabes cuando has llegado al momento de la luz roja, porque la cara y el cuerpo de tu bebé te están dando señales claras de ello. Por ejemplo, si empieza a gritar y sacudir su cabeza, haciendo berrinche.
Recuerda algunas de las señales que se mencionaron inicialmente.
▪ Empieza a alejarse físicamente. Girar su cabeza y mantener la atención lejos o arquear su espalda indican claramente que tu bebé quiere parar. Desconectarlo en este momento dejará que su cerebro se reestablezca y que pueda iniciar otra estimulación más tarde. Se irritará más si sigues interactuando con él.
▪ Usa sus manos para bloquear o se rasca los ojitos. Frotarse los ojos o poner sus manos frente a estos, también puede indicar que tu bebé ya ha tenido suficiente estimulación. No tomes esto como un rechazo, sino como una señal de que tu hijo necesita descansar.
Investigaciones recientes sobre el cerebro muestran que los bebés aprenden mientras están despiertos, descansando e incluso durmiendo. Sus neuronas están ocupadas absorbiendo toda la información que le está dando el mundo. Los adultos hemos tenido muchos años para perfeccionar nuestros gestos y palabras. Los bebés necesitan practicar para ajustarse a la estimulación. Por eso, si tu hijo termina quejándose o llorando no sientas que la actividad fue un fracaso. En vez de eso, siente que fue aprendizaje de tu bebé, que te permitirá saber cuándo necesita un descanso, como lo necesitamos el resto de nosotros.
Maureen O’Brien, PhD es psicólogo experto en desarrollo, coach en crianza y autor del libro Watch Me Grow: I’m One-Two-Three, disponible en http://amzn.to/1QtvyFl. Encuentra más consejos y recursos sobre crianza en www.destinationparenting.com.